Quien dice que las palabras son un arma muy podesora, no se había parado a pensar en lo grandioso del humor. El miedo de los últimos meses ha sabido camuflarse y desaparecer detrás del ingenio de los que tienen facilidad de palabra y creatividad a raudales, aunque solo sea durante unos apacibles minutos. Y este respiro, con frecuencia, va unido a las redes sociales y a la producción de contenido audiovisual.

El humor es definido como un mecanismo de supervivencia que permite mejorar el sistema de comunicación y de contacto personal (Sánchez, C., 2014). En tiempos de pandemia, esta herramienta puede ser un potente analgésico para afrontar todas las situaciones dolorosas y de incertidumbre. Ayuda con la eliminación del estrés, ya que la risa produce endorfinas y adrenalina; nos facilita mantenernos con una actitud positiva y a mejorar la autoestima; y, además, hacer reír y reírnos, no deja de ser un acto social, por lo que favorece la exteriorización de emociones y mejora las relaciones interpersonales.

Más allá de la explicación científica que le queramos buscar, el humor, especialmente el expuesto a través de redes sociales, suele ser sinónimo de evasión de una realidad, que no siempre es como queremos. No hay más que entrar en Facebook, Instagram, Tik Tok o Twitter y comenzar a deslizarnos por las publicaciones. La mayoría del contenido con el que nos encontramos a diario son memes, gifs, vídeos cortos humorísticos o simplemente mensajes con un tono irónico o sarcástico. La realidad atraviesa el filtro de las plataformas sociales por el que todo lo doloroso o poco apetecible se transforma en una broma más soportable.

En cuanto a marketing se refiere, siempre ha sido una herramienta útil para diferenciarse de la competencia, ya que un humor con criterio y equilibrado, sirve para acercar y humanizar una marca y, por ende, ser memorables. 

Eso sí, si queremos que los resultados de una estrategia de marketing no se vayan por la borda, debemos ser conscientes de los límites del uso del humor, de igual modo que debemos equilibrar lo emocional con lo racional. Y es que, a pesar de ser un idioma universal que todos entendemos, su uso quizás no se adecúe a nuestros valores o imagen de marca. A través del ingenio resulta fácil conectar, pero puede ser un riesgo si no lo sabemos aplicar del modo, en el contexto y al público adecuado.

A pesar de lo que se pueda creer, en la decisión de un usuario o consumidor influye más lo sentimental que los factores racionales y el humor no deja de ser un componente emocional, por lo que atraer al público hacia nuestra marca a través de este puede ser una buena estrategia para darse a conocer. Aun así, debemos cuidar ciertos aspectos:

  • La audiencia a la que nos dirigimos. Según la edad, preferencias, localización geográfica y otros factores demográficos… Tendremos que comunicarnos en la misma lengua que el público al que nos dirigimos. Será diferente elaborar una campaña dirigida a jóvenes estudiantes que a gente de edad media con un trabajo estable, por ejemplo.
  • Tira de la actualidad. La actualidad (junto a la novedad, relevancia o proximidad) es uno de los valores que un suceso debe cumplir para ser susceptible de ser una noticia. De igual modo, relacionar nuestra campaña (aun siendo humorística) con la realidad, será un punto a nuestro favor. Solo hay que ver ciertos spots publicitarios de los últimos meses, que han sabido sacarle hierro al asunto y hacernos reír del coronavirus.
https://www.youtube.com/watch?v=JRSig9zJdvg
Spot de Navidad de Mutua Madrileña
  • Las dos F: facilidad y feedback. Hechos conocidos y referencias fácilmente identificables. Estos dos pasos serían un buen comienzo para iniciar nuestras andadas en redes sociales como Twitter y, además, asegurarnos un buen feedback o respuesta y conversación con los usuarios a los que llegamos. Además, los hashtags o tendencias nos ayudarán mucho en la facilidad y comprensión de nuestros mensajes. Se puede poner como ejemplo a cuentas de marcas como KFC, que es habitual el uso de memes en sus redes.

  • Ser gracioso es algo innato. Crear mensajes que desencadenen en carcajadas del público no siempre es fácil, por ello, debemos cuidar nuestro contenido: debe ser equilibrado y con criterio. En el equilibrio (entre la seriedad y la risa), tiene experiencia la cuenta oficial de la Real Academia Española, que responde dudas lingüísticas a través de hashtag #RAEConsultas.

Creemos que no hay mejor momento que hoy, el infame Blue Monday o el día más triste de año, para comenzar a poner en práctica estos consejos que nos permitirán, poco a poco, hacer intervenciones hilarantes en redes sociales y conseguir que nos recuerden, pero sin llegar a ser unos bufones. Todo depende de la perspectiva que le demos a los sucesos y es mucho mejor mirarlos con ojos que se ríen. Hacer y consumir contenido divertido no hará (ni debe hacer) que nos olvidemos de todo lo que está sucediendo, pero quizás lo haga un poco más llevadero. A fin de cuentas, siempre se ha dicho que hay que tomarse las cosas con un poco de humor. 

Bibliografía:
Sánchez, C. (2014). La importancia del humor en la salud. eFisioterapia.net. Recuperado de: https://bit.ly/3qA1gL5