Emprender no es moco de pavo. Y no es ningún secreto que impulsar proyectos propios desde los cimientos es una de las tareas más arduas a las que nos podemos enfrentar a nivel profesional y personal ya que, a pesar de tener una buena idea de negocio, si no contamos con la inversión o presupuesto necesarios para ejecutarlo, nuestra gran creatividad e innovación excepcional hacen aguas. Por ellos, en los últimos años, la red ha sido el germen y culmen de muchas iniciativas gracias a la existencia y proliferación de plataformas de crowdfunding y las comunidades virtuales que se crean a su alrededor.

El crowdfunding es una herramienta de impulso económico a iniciativas de emprendedores en las que inversores, mecenas o cualquier otro individuo interesado apuestan por un proyecto y deciden hacer una aportación monetaria para que este logre desarrollarse. Este mecanismo digital de financiación no ha cesado de crecer en los últimos años y así lo confirman los datos vertidos en el Informe sobre Crowdfunding en España (2019), realizado por Universo Crowdfunding en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid. Tan solo en España, las plataformas crowdfunding han recaudado en el pasado ejercicio 200.827.059 euros, lo que supone un aumento de cerca del 26% con respecto al año anterior.

El motivo por el que los inversores o mecenas participan en la financiación de la iniciativa permite hablar de las diferentes modalidades de esta herramienta.En términos generales existen cinco variedades:

  1. Donaciones. Los inversores no esperan nada a cambio.
  2. Recompensas. La contribución monetaria implica una recompensa de algún tipo, por ejemplo, podría ser con contenido exclusivo.
  3. Acciones. Se reciben acciones o participaciones del proyecto o empresa en el que se invierte.
  4. Royalties. Como inversor, se espera recibir una parte simbólica de los beneficios que obtenga un proyecto al salir al mercado.
  5. Préstamos. También conocido como crowdlending, en el que se espera recuperar lo invertido bajo algún tipo de interés.

Las iniciativas que buscan financiación a través de micromecenazgo suelen tener el arte o la creatividad como un componente sustancial, aunque también pueden tener su razón de ser en cuestiones sociales o solidarias o tratarse de start ups. Sea como fuere, entre las plataformas más utilizadas se pueden citar:

  • Ulele. Sus orígenes se sitúan en París y, con diez años de funcionamiento a cuestas, es el principal referente a nivel europeo. De actuación internacional, está especializado en el micromecenazgo de recompensa y ha ayudado en 30.000 proyectos realizados y cuenta con dos millones y medio de miembros. Tiene categorías de lo más variadas, entre las que se pueden citar proyectos de fotografía, artes escénicas, educación, patrimonio, salud y bienestar, deporte, música, causas sociales, etc.
  • Verkami. Definidos como pioneros del crowdfunding en Europa y autoproclamados como amantes de la creación, Verkami tiene origen en el año 2010, en el seno de una familia de Mataró (Barcelona). Se centra en el impulso de iniciativas del ámbito cultural y creativo, desde la edición de álbumes musicales hasta el desarrollo de videojuegos. Gracias a este sitio web se han financiado 8.638 proyectos, con 44,1 millones de euros recaudados.
  • Kickstarter. Vio la luz en 2009 a través de la visión de Perry Chen, Yancey Strickler y Charles Adler. Desde entonces, 19 millones de personas han contribuido con cinco millones y medio a la realización de 193.659 proyectos. Al igual que en la mayoría de webs de estas características, los emprendedores suelen marcan un objetivo monetario mínimo que deben alcanzar para obtener la financiación de sus diferentes inversores y con los cuales se crea una pequeña comunidad de apoyo.
  • Indiegogo. Una vez más, el origen se encuentra en Estados Unidos, en el año 2008. La principal diferencia con respecto a los anteriores es que no hace falta llegar a un objetivo económico para lograr la financiación, sino que lo que se recaude será ingresado para el proyecto, excepto un porcentaje destinado a la plataforma Indiegogo. Por el contrario, el inversor, en función de la cantidad aportada, puede recibir una recompensa. Hasta el momento ha aportado su granito de arena a 800.000 ideas, a través de 9 millones de personas.
  • FutureFunded. Además de ser una plataforma de financiación colectiva, también es un baluarte de la lucha por la igualdad, ya que busca impulsar el emprendimiento femenino (y de sectores en desventaja, en general) en el sector de las TIC y romper la brecha digital de género.  Creada en 2017, tiene como objetivo el empoderamiento de colectivos en desventaja a través de la cofinanciación de su formación.
  • Patreon. El sitio web, creado en el 2013 en Estados Unidos por el músico Jack Conte y el desarrollador Sam Yam, va un paso más allá del crowdfunding. Es un espacio de convergencia entre artistas, los proyectos y sus mecenas. Estos mecenas o fans pagan una cuota mensual a sus usuarios o artistas de elección y reciben contenido exclusivo, aunque también pueden invertir en una obra concreta. Este modelo de mecenazgo es replicado en la polémica y afamada web OnlyFans.

En esencia, el crowdfunding busca crear una comunidad a través de la creatividad y el emprendimiento. Aquí, hemos citado algunas de las más conocidas, aunque existen muchas más. Generalistas, orientadas a empresas y startups, sobre deportes, de gastronomía, para iniciativas en ciencia y salud… Existen casi tantas plataformas de crowdfunding como proyectos o emprendedores. Si te interesa, aquí puedes descubrir todas las posibilidades que existen en España.