Cómo utilizamos una plataforma digital y qué compartimos en ella dice mucho de nosotros y de nuestra marca. Cada red social tiene su razón de ser, aunque no siempre se disponen de los recursos necesarios para generar contenido diferenciado en cada una de las redes en las que tenemos un perfil para nuestro negocio. Aún así, debemos ingeniárnoslas para adaptarnos al formato o, a la inversa, escoger aquellas redes que mejor se adapten a nosotros, nuestra empresa y nuestros objetivos.
Cada red social tiene un contenido más común, por lo que deberíamos buscar la plataforma o plataformas que mejor se adapten a lo que queremos comunicar. Por ejemplo, en Instagram prima el producto fotográfico, mientras que Facebook está pensado para alimentar las relaciones personales y, LinkedIn, las profesionales. Si hacemos un breve repaso por las más utilizadas, podemos diferenciar los siguientes contenidos más comunes:
- Lo efímero triunfa. Se demostró en Snapchat hace años y, ahora, una red social sin opción a generar contenido que caduque, es una plataforma fuera de onda. Twitter y LinkedIn han sido los últimos en subirse al carro de las stories, sin embargo, donde mejor funciona este producto que desaparece a las 24 horas es en Instagram. Permite mostrar pequeños detalles que enganchan sin demasiado esfuerzo, ya que con un teléfono móvil y unos cuantos minutos, podremos crear contenido de interés.
- Humanizar una marca. Precisamente, a través de las stories de Instagram se nos ofrece una herramienta perfecta para enseñar algo indispensable para ser memorables: el componente humano. Como consumidores, nos gusta ver algo más que el producto o servicio que se vende, nos apasiona mirar a través de la cerradura, saber quién está detrás de un negocio e incluso ser partícipes de él. Asimismo, Facebook también da pie a enseñar la parte más humana, al ser una red pensada para las relaciones personales y para fomentar los vínculos.
- Primar lo estético. Instagram es el rey de lo estético y la creatividad, por lo que las imágenes y vídeos son lo que más debemos cuidar. Por otro lado, aunque para crear algo básico que pueda llegar a ser viral, tan solo se necesitan unos minutos, un móvil e imaginación, Instagram o TikTok han demostrado que cuanto más se trabaje en un contenido y más estético resulte, más nos atrae y adictos nos volvemos. Así es que cada vez ofrecen una mayor diversidad de herramientas para crear material de calidad y que resulte visualmente atractivo.
- Lo informal y breve ayuda al éxito. Twitter siempre ha sido una red social un poco diferente a las demás, tanto en el tono informal como en contenido: en ella priman las opiniones, continuamente se generan debates y los chistes y memes están en el centro de muchos trending topics. Y, aunque es una red mucho más personal e individual, también se puede aprovechar para generar contenido relevante para una marca desde otro punto de vista. Por ejemplo, el director o jefe de un negocio podría comentar, a través de su perfil personal, aspectos relevantes de su empresa; o, tal vez, se podría aprovechar el humor para atraer a nuevos usuarios.
- Crear una red profesional. LinkedIn, u otras redes similares, permiten aumentar la infraestructura de contactos empresariales y oportunidades de negocio. Por ello, el material y contenido que generemos o compartamos, debe ser más formal y objetivo. Será nuestro lienzo ideal para trazar nuestro perfil profesional: podremos presentar nuestros proyectos, mostrar artículos que hayamos creado, informar sobre nuestros ascensos o logros en el ámbito laboral e incluso hablar sobre la cultura y filosofía del negocio.
Un aspecto, transversal a todas las redes sociales, es la realidad que vivimos. Las circunstancias que estamos atravesando provocan que deseemos consumir un contenido más breve, visual y ameno. Desconectarse del mundo, aunque sea durante cinco minutos, está a la orden del día y es algo que debemos tener en cuanta a la hora de generar contenido.